lunes, 23 de marzo de 2009

San Nicolás, la ciudad invisible

"Si no es el primer viaje, el hombre ya sabe que las ciudades como éstas tienen un reverso: basta recorrer un semicírculo y será visible la faz oculta de Moriana".
[Las ciudades invisibles, Italo Calvino]


El Partido de San Nicolás es un territorio breve, enclavado en la ribera del río Paraná, rodeada de arroyos y bordeada de islas, antigua ciudad fronteriza se levanta frente al sur santafesino y entrerriano. Geopolíticamente ubicada en el centro de gravedad del poder económico argentino, es parte del viejo cordón industrial forjado a partir del primer peronismo.

Conocida como la Ciudad del Acuerdo por la historia mitrista, fue elegida por los vencedores de Caseros como el lugar en que se pactó la llamada Organización Nacional tras la derrota del proyecto federal encarnado por el rosismo. Dejó de ser una ciudad parroquial y de quintas viñateras para convertirse en la Ciudad del Acero, cuando los sueños de soberanía del General Savio se concretaron en la acería SOMISA. La migración provinciana dejó atrás la ciudad patriarcal y de gringos inmigrantes. Los trabajadores industriales se constituyeron en sujeto histórico.

La última dictadura militar, de la mano de Martinez de Hoz (de familia fundadora de la Sociedad Rural, destacado directivo de la metalúrgica Acindar en la vecina Villa Constitución) impuso un modelo regado con la sangre de los 30 mil desaparecidos, muchos de ellos militaron en lo que un viejo caudillo radical denominó "el cordón rojo" para definir esta zona donde se gestaron las luchas obreras y revolucionarias de aquellos años. Ese modelo, se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional asumiendo su rol de continuadores del antipueblo vencedor contra el federalismo decimonónico.

Con la democracia, y sobretodo en los noventa, comenzó a conocerse como la Ciudad de María, el turismo religioso hizo invisible la fragmentación social provocada por las privatizaciones. El quiebre de la banca cooperativa del BIR, el cierre de las fábricas textiles de La Emilia, y Estela, la absorción de la metalúrgica Bonelli por el grupo Acindar, o la autopartista Protto por capitales brasileños, o la estatal SuperUsina comprada por AES un consorcio internacional. Pero la mayor derrota fue la privatización de SOMISA adquirida por el grupo Rocca, uno de los capitanes de la industria que crecieron bajo la sombra de la Patria Contratista. La devoción mariana impulsada por la iglesia ocultaba también el Martirio del Obispo Ponce de León y su pastoral popular de encarnadura posconciliar.

San Nicolás una ciudad invisible poblada de hombres y mujeres cuyo destino está atado al territorio que ocupa. Ciudad Puerto, acopiadora del boom sojero, donde los pesticidas intoxican el aire y las napas de agua, pagando su precio con la salud de las barriadas del sur nicoleño. Pero no sólo los agronegocios impactaron en esta ciudad. El nuevo milenio, tras la crisis del 2001 trajo consigo una reactivación industrial sobre todo en la rama metalúrgica, pero con una fuerte precarización laboral, de la mano de la tercerización en los procesos productivos, el colaboracionismo de algunos sectores sindicales contribuyó a consolidar este modelo de explotación.

En esta ciudad invisible, hegemonizada políticamente por un peronismo que como el girasol se enceguece con la luz del poder de turno. Hace que las alternativas político electorales se derrumben en la frustración de militantes populares perdidos en los laberintos de sus propios discursos.

En este contexto, la regional San Nicolás de la CTA inscribe su breve historia. Como en muchas zonas del país, su fortaleza y también su debilidad , está en las principales organizaciones que representan a los Trabajadores de la Educación (SUTEBA) y los Trabajadores Municipales y de la Salud Pública (ATE) Más vinculada al aparato estatal y al sector de los servicios adolece de una presencia en el sector dominante de la economía local. Cuando nació la CTA en los noventa, la regional incluía a la UOM de Villa Constitución recuperada por los militantes metalúrgicos que escribieron el Villazo en la historia del movimiento obrero argentino.

Actualmente cuenta con una modesta presencia barrial a través del Movimiento Territorial de Liberación y el Movimiento Barrial Bonaerense. Así también entre los jubilados Autoconvocados que lideran el histórico reclamo del 82% móvil y la democratización definitiva del PAMI. Otro espacio promisorio es la creación de uno de los 12 Centros de Formación Profesional que la CTA provincial impulsó el año pasado.

En estos últimos años la Central marcó también su presencia acompañando el histórico reclamo de Juicio y Castigo a los genocidas en los juicios que litigan los familiares y la agrupación HIJOS Rosario. También el trabajo de prensa permitió una mejor presencia mediática, acompañando las luchas en defensa del medioambiente, al igual que ocupando espacios institucionales como el Concejo Local que dispone la flamante ley por los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Juventud. La Juventud de la CTA tuvo también una presencia activa estos años en las escuelas medias y en las luchas por la memoria y la justicia.

Los invisibles de esta Ciudad de muchos nombres, esos hombres y mujeres que no se ven, pero cuya cotidiana lucha por vivir necesita de un horizonte amanecido. A ellos la Central les propone profundizar la democracia, una mayor distribución de la riqueza, y la soberanía como bandera histórica del movimiento nacional y popular. Estos constituyen los ejes vertebradores sobre los cuales debemos pensar los desafíos que esta antigua ciudad invisible nos presenta en esta etapa de la historia.

Publicado en la contratapa de La Central, periódico de la CTA Buenos Aires
(Año1 Nº8 Marzo 2009)
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publicado recientemente en el Portal CTA de la PBA